A pesar de tener 35 años y de los cuidados de belleza que tenía, los años empezaron a reflejarse notoriamente en mi rostro: manchas, cejas caídas, párpados caídos, el volumen de la cara estaba aumentado, arrugas y una extraña papada que me hacía ver vieja.
Fue toda una revelación para mi encontrar un tratamiento que me devolvería la belleza. Los resultados fueron increíbles: uniformidad en el color, apertura ocular, cejas horizontales, disminución del volumen, tonificación del cuello y marcación del contorno facial.